La música de Jacula tiene un trasfondo fuertemente ocultista, lo que se nota claramente en la inclusión de un ícono de tales creencias (Franz Parthenzy), quién, junto a Bartocetti, escribía las letras y se encargaba de la guía del grupo. Su propuesta es muy particular en el contexto musical de aquellos años, con bandas como Pink Floyd o Genesis liderando la escena progresiva y fundando los cimientos del rock progresivo actual, comparable solo con la de la banda Devil Doll.
En este disco, In Cauda Semper Stat Venenum (una expresión en latín que significa "El veneno siempre está al final") de 1969, el órgano tiene un papel fundamental y casi único en la dinámica de la producción, que se completa con las letras ocultistas en latín. Su principal característica es una música siniestra y tenebrosa con pasajes de órgano propio de las iglesias de Europa antigua. De este vinilo se hicieron tan sólo entre 299 y 310 copias.
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